26 mayo 2013

El clima

A causa de su posición geográfica entre el Cantábrico y el Mediterráneo, y de la existencia de un importante relieve montañoso en su mitad meridional, el clima de La Rioja se caracteriza por establecer la transición entre las influencias atlánticas procedentes del cuadrante noroeste, y las mediterráneas, provenientes del este. En efecto, su cercanía al Cantábrico, tan solo 100 kilómetros separan el río Ebro de la costa vasca, le hace verse afectada por los frentes húmedos del noroeste que, una vez rebasadas las montañas vascas, chocan directamente contra las elevadas cumbres del Sistema Ibérico. Esta influencia, origen de la mayor parte de las precipitaciones en La Rioja, va disminuyendo hacia el este, debido a su mayor proximidad al centro de la depresión del Ebro y a la menor elevación de su conjunto montañoso.
Por otra parte, la dicotomía entre las tierras llanas y bajas de la mitad septentrional, y la zona montañosa de la mitad meridional, define en La Rioja dos ámbitos climáticos claramente diferenciados: el Valle del Ebro y la Sierra.

Clima en el Valle del Ebro

El Valle del Ebro posee un clima mediterráneo propio del interior de la Península, con veranos secos y calurosos, e inviernos fríos.

Clima en la Sierra

La Sierra dispone de un clima propio de montaña, en donde las precipitaciones son más abundantes y las temperaturas más bajas, lo que origina unos veranos menos secos y cálidos, y unos inviernos más rigurosos, con la aparición de la nieve en las zonas de las cumbres. No obstante existen importantes variaciones de un extremo a otro de la zona montañosa de La Rioja. Así, las Sierras más occidentales, Demanda, Urbión y Cebollera se caracterizan por su tendencia oceánica, con precipitaciones muy elevadas, por encima de los 1.000 mm. al año en algunas zonas, y una sequía estival muy reducida.

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