En
La Rioja el peso de la agricultura en la economía regional es superior a
la media española, y ha crecido en los últimos años debido a la
importancia del sector vitivinícola y al liderazgo nacional de esta
región en cultivos como el champiñón y la coliflor. Además, sustenta una
industria agroalimentaria con notable presencia en la región que
proporciona importantes beneficios gracias al incremento del valor
añadido de los productos comercializados. Se trata de una agricultura
mecanizada, productiva y orientada al mercado. Sin embargo, la
estructura de la propiedad hace que las explotaciones sean demasiado
pequeñas, y sus titulares tienen una tasa de envejecimiento preocupante.
La concentración parcelaria ha tenido escasa incidencia en La Rioja, ya
que las explotaciones de huertas con regadío y las viñas son muy
difíciles de concentrar. El proceso de concentración se debió más al
abandono de las tierras por parte de los emigrantes, que eran compradas
por los vecinos que se quedaban.
De la producción final agraria la agricultura supone más de 83% del
total, el sólo el vino y sus derivados suponen el 49%. La ganadería tan
sólo supone el 14% del total y el 3% restante se debe a la silvicultura.
Estos altos porcentajes del vino en la producción final agraria se
deben al apoyo institucional y la creación de una denominación de origen
que garantiza la alta calidad del producto. La alta rentabilidad ha
hecho que aparezcan pequeñas explotaciones regentadas por titulares a
tiempo parcial. La ganadería y la silvicultura es patrimonio de las
comarcas montañosas, que además presentan muchas explotaciones
abandonadas por culpa de la despoblación, mientras que la agricultura se
concentra en las regiones del valle. |
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